sábado, 4 de diciembre de 2010

La Opera

“La ópera desde el disfrute”
Guillermo González es tenor lírico, integrante del grupo “Ellos” y reside en Córdoba. En sus charlas propone “escuchar ópera desde el disfrute”. Transcribimos aquí algunas de sus ideas.
“El objetivo que me propongo cada vez que tengo la oportunidad de poder hablar respecto de la ópera es reafirmar la intención de no hacerlo desde el academicismo, no nos vamos a meter en teoría musical en este caso, sino que vamos a hablar desde el disfrute, que es el lugar desde donde nos vinculamos con el arte en general, con la música en particular y la ópera en este caso que es lo que nos convoca; y que desde ese lugar es donde tenemos que construir la relación con este género tan maravilloso y complejo”, sostiene Guillermo González.
“En realidad no necesitamos saber absolutamente nada de botánica, fitogeografía o biología para poder disfrutar de la belleza intrínseca de una flor, lo mismo sucede con la música, lo mismo sucede con la ópera, entonces partamos desde ese primer punto y el requisito inicial para poder vincularnos con este género es las ganas de disfrutarlo y nada más”.
“La palabra ópera genera siempre una pasión extrema o nos aterroriza al punto del rechazo, o nos provoca miedo, pero la ópera no muerde, eso como primer punto".

“No, lo importante es la palabra”
La opera tiene sus raíces en  la “tragedia” de la Grecia Clásica, tenía un escenario, un coro, música, solista, actuación, vestuario, elementos de utilería y una historia que contar. Su esplendor se da en el Barroco entre el 1500 y el 1756.
“Hasta ese momento lo que importaba era la música sobre la palabra, y sobre esa dicotomía es sobre la que nos posicionamos. La palabra no existía, el desarrollo del contrapunto musical había generado obras con hasta 16 líneas melódicas distintas funcionando en simultáneo, con textos diferentes para cada línea y hasta idiomas diferentes entre sí, lo único que importaba era qué línea melódica representaba cada una de esas voces y no tanto lo que se decía”. La revolución que provocan los fiorentinos en el 1600 se basa exclusivamente en que dijeron “No, lo importante es la palabra”, y así nace la opera.

Pequeños indicios para tener en cuenta a la hora de escuchar ópera
Hay grandes creaciones en este género que trascendieron  hasta nuestros días “por la belleza de su música, la contundencia de sus historias y el trasfondo y el mensaje que transmiten, eso las hace inmortales”.
La opera cuenta con dos componentes: la música y el teatro. 
La música está compuesta por orquesta y música vocal o cantada; la orquesta puede estar en el foso o en el escenario; la música vocal puede ser  de solista o coro; los coros pueden ser de voces iguales o diferentes, de niños y coros mixtos.
Por su parte el teatro tiene un texto, palabra, una historia con personajes que la relatan, y aspectos técnicos artísticos: iluminación, vestuario, maquillaje, etc.
Todos los aspectos conforman una unidad indisoluble y generalmente quienes se llevan los aplausos son los solistas, que encarnan los diferentes personajes representados visualmente en el escenario. Pero por cada minuto de ese cantante arriba del escenario “está el trabajo de miles de minutos de muchísimas personas”.

Los solistas cuentan una historia y encarnan “una guerra de influencias”
Son personajes que encarnan una realidad que en el escenario se transforma en  “una guerra de influencias, con una intensidad muy fuerte”, por ejemplo en la Boheme de Puccini, cuando ingresa Mimí al cuarto de Rodolfo a buscar la lumbre, desde ese instante hasta que se declaran el amor eterno  pasa un minuto y medio a lo sumo, ¿por qué? porque la ópera tiene sus recursos para construir ese mensaje en poco tiempo.
Entre los solistas hay distintas clasificaciones de voces, tenemos en las voces masculinas desde la más aguda para abajo tenemos el tenor, el barítono y el bajo. En las mujeres tenemos a la soprano, la mezzosoprano y la contra alto, muy rara en la opera y la más grave.
Es importante saber que no se pueden “clasificar” tan específicamente  a las voces porque van evolucionando en la carrera de un artista como en el caso de José Carreras, tenor español,  y María Calas.

Las arias
Anticipándose a lo que sería la Gala Lírica a realizarse en el Palacio Ferreyra de la ciudad de Córdoba el viernes 03 de diciembre donde actuaron Omar Carrión, Ariel Paltrinieri con el piano de Gerardo Casalino, habló de las particularidades de las “arias”.
Dijo al respecto: “En el Palacio Ferreyra actuarán un tenor y un barítono que cantarán arias”
“En el marco de una ópera de teatro hay una interacción entre los personajes, uno de ellos sale de escena en un momento y queda el otro pensando cómo concretará su venganza. Entonces la música tiene un papel central porque marca los tiempos entre esta guerra de influencias que va produciéndose entre un personaje y otro. Pero la acción se detiene completamente cundo uno de los personajes va a expresar sus sentimientos y emociones más profundas. Esa es una aria: el momento musical de la ópera donde el personaje se detiene para que expresar lo más profundo que le esta sucediendo en ese momento. El aria es un fragmento musical para solista, donde canta uno solo con el acompañamiento música de la orquesta o el coro, pero el eje central es el solista”.
Las arias entonces son fragmentos musicales de distintas óperas escritos para solistas: tenores o barítonos.
“Los tenores y barítonos pueden cantar a dúo, es decir que la acción involucra a dos personajes quienes expresan sus sentimientos, intensiones y pensamientos en un aparente caos de la palabra encauzada por la música, que se transforma en elemento aglutinador”.

“La ópera cuenta sobre emociones y sentimientos de las personas”
Gonzales también nos aconseja sobre cómo acercarnos a la ópera: “Siempre sugiero antes de escuchar opera leer los textos del programa para poder disfrutarla realmente, lo cual ayuda a percibir, entender las emociones que quiere transmitir esa unión indisoluble entre música y palabra”.
“Para un neófito en opera recomiendo comenzar a conocerla con Mozart: La Flauta Mágica, Don Juan, Las Bodas de Fígaro o Cosi fan tutte.
Hablando acerca de las diferencias entre un tenor y un barítono dijo que: “El tenor tiene una voz que suena a madera, opaca, por su parte el barítono posee una voz que se parece a metal, es cristalina. Es decir que el barítono tiene una voz más grave y el tenor  una más aguda”… “La mayoría de las operas están escritas para tenores líricos”.
Otro de los elementos importantes al escuchar ópera es prestar atención a la música: “No se puede separar  la palabra de la música. Lo importante es descubrir cómo cada compositor convierte en música los contenidos principales de la palabra, ahí está la clave, esto hace genial a un compositor, si es capaz de transformar en música los que las palabras a nivel ‘esencial’ están diciendo, transformando en sonido y líneas melódicas los sentimientos que el personaje expresa”.
Por ello, explica Guillermo, no hay dos obras iguales porque cada compositor “interpreta” de manera diferente el libreto.
Agrega que: “En la ópera intervienen dos: el libretista y el compositor. Hay pocos casos en que la misma persona escribe el texto y la música por ejemplo Wagner y Ruggero Leoncavallo (Il Pagliacci)”.
“Una ópera es un tenor que pretende a una soprano y un barítono que trata de impedirlo” porque la gran mayoría de las óperas responde a ese triángulo amoroso y por eso la ópera cuenta siempre sobre “emociones y sentimientos de las personas”.

Cierra su charla diciendo que: "El Palacio Ferreyra es el lugar ideal para hacer esta Gala Lírica ya que era efectivamente en esos escenarios, los interiores de los palacetes de la alta sociedad, donde la ópera comenzó a darse a conocer".

Charla de Guillermo González, tenor lirico, integrante del grupo “Ellos”.

Lic. Romina Cargnelutti